jueves, 3 de julio de 2008

10. Sobre bebés, estrés y curvas de aprendizaje

Hace ya dos semanas que trabajo en el servicio de neonatos y cuidados intermedios como residente de primer año del Cincinnati Children's, aunque parece que llevo meses aquí. Mañana, día de la Independencia, es mi tercera guardia y, a decir verdad y a pesar de ser festivo, la espero con ganas.

Los primeros días de la rotación y de la residencia, como en cualquier otro trabajo, fueron francamente estresantes. Después de pasar las dos semanas de orientación del programa comiendo, asistiendo actividades lúdicas y aprendiendo alguna que otra cosa sobre el hospital, el primer día en el servicio se me hizo un tanto cuesta arriba. Y de repente me sorprendí preguntándome: ¿Qué hago aquí? ¿Es éste mi sitio?

Supongo que el estrés tiene su origen, al menos en mi caso, en la incapacidad para tener todo bajo control. Cuando te desorganizas, cuando se te acumulan tareas, cuando te exigen acciones y te encuentras en mitad de algo completamente distinto... Te estresas. Y ese, precisamente, es el día a día de un residente de pediatría.

Tal vez no sea justo clasificar mi trabajo como estresante. Hago lo que me gusta y debería estar agradecido (que lo estoy), y dentro de determinados parámetros, siempre es posible organizarse, encontrar un sistema, controlar las tareas y aún así mantener cierta flexibilidad. En la víspera de mi tercera guardia puedo afirmar con cierta seguridad que he dado con mi sistema y las cosas parecen rodar cada vez con mayor facilidad. El orden es sencillo: los pacientes primero, el resto puede esperar. Y el sistema es... bueno, en realidad es complicado de explicar, pero tiene mucho que ver con la perseverancia y el buen juicio.

En mi servicio actual, hablar de "pacientes" se me hace un tanto abstracto. Se trata no más que de bebés, un par de kilos de órganos, piel y vida, ahí, mirándote, esperando. Y he visto de todo en estas dos semanas: bebés con síndrome de abstinencia de la metadona que sus mamás le pasaron por el cordón, bebés amarillos de bilirrubina, bebés hipertiroideos, sépticos, hijos de adolescentes y de niñas, auténticos desastres sociales... Y aún así, son capaces de sacarnos una sonrisa a todos, cada día. Son bebés después de todo y se merecen lo mejor de nosotros.

En el Cincinnati Children's se repiten tres premisas a diario y casi en cualquier contexto: "teamwork, communication and care". El trabajo en equipo y la comunicación son conceptos que, aunque son fáciles de comprender, son extremadamente difíciles de aplicar, y aún así, en ellos radica la clave del éxito de cualquier empresa. Y es ahora cuando lo entiendo mejor que nunca. El mismo razonamiento fue el que se usó en los años noventa antes del boom de la informática, cuando los ingenieros dejaron de intentar construir ordenadores más y más grandes y entendieron que era más fácil, eficiente y exponencialmente más productivo unir un ordenador con otro. Y a otro y a otro. Y hoy lo llamamos Internet y es imparable. Los médicos omnipotentes y autosuficientes de antaño son hoy, al igual que los superordenadores, una quimera del pasado. Cuatro ojos ven mejor que dos y dos cabezas dan para mucho más que una. Imaginen todo un equipo de expertos... Imaginen un hospital entero en total sintonía. ¿Una utopía? No, un objetivo.

El concpto de "care" es más difícil de traducir, por no decir de explicar. "To care"; cuidar, preocuparse, desear y buscar lo mejor para el otro. También es un concepto manido y especialmente en esta profesión. "¿Porqué estudiaste medicina?" "Oh, porque siempre he querido cuidar a las personas, bla, bla, bla, bla...". Pues les digo una cosa, hace ya casi ocho años que entré en la facultad de Medicina con esa misma idea en la cabeza, y AHORA estoy empezando a entender lo que significa. Más allá de las medicinas y las analíticas, más allá de las historias clínicas y las exploraciones físicas, hay unos seres humanos, niños y bebés que necesitan que les cuiden... Como sea, cuando sea y custe lo que cueste. Y cuando haces bien tu trabajo, cuando sabes que ese bebé ha estado, está y (en la medida de lo previsible) estará bien cuidado, es... En fin, es un subidón.

Y de aprendizaje, ¿qué puedo decir? Tengo la sensación de que si quiero mantener el ritmo de subida de mi curva de aprendizaje voy a tener que calzarme los crampones y aferrarme a un buen piolet. ¡La cosa no para!

Es difícil de exlicar lo que es el Cincinnati Children's en esencia. Es un gran sitio, dicen, el mejor. Es un lugar de aprendizaje, una matriz para madurar, para curtir. La verdadera verdad: tengo un grupo de compañeros inmejorable y creo que algo grande nos espera en este hospital.

¿Es éste, pues, mi sitio? La respuesta no podría ser más sencilla.