Lo promised is a debt, como dice el dicho, y aquí está la anunciada actualización de mi neonato y malogrado blog.
Mi localización actual es la habitación 402 de la cuarta planta del decimonónico edificio en el 850 West End Avenue, lo que, básicamente, me coloca en un cuchitril de 2 x 2 metros con retrete y lavabo en un curioso hotel-pensión en el Upper West Side de Nueva York.
El invierno está siendo generoso con la ciudad y la temperatura exterior ronda los 50 grados, y sí, cualquier cristiano en sus cabales, estoy seguro, pensará que 50 grados es un pasón de calor, pero no debe olvidar el lector que a este lado del charco, al igual que en yukei, las cosas no se dicen en cristiano international sino en sajón cerrado y, hence, los grados son Farenheit, los pesos son pounds (que para liarla más se abrevia lbs.) y las distancias son inches, yards y miles. Por suerte aquí se conduce por la derecha, o al menos eso intentan los taxistas.
Aterricé en esta preciosa ciudad el pasado domingo, y al día siguiente, aún jet-lagueado, con mi equipaje todavía a mitad de camino y con apenas un traje decente y una camisa semi-usada, me dispuse a pasar la primera entrevista en uno de los hospitales que ha tenido a bien invitarme. Desde entonces ya he pasado por tres entrevistas y aunque los nombres, las caras, los hospitales y en general las pasadas 72 horas permanecen un tanto borrosas en mi cabeza, lo cierto es que creo que he dejado una buena impresión allí por donde he pasado... O eso espero. Ahora sólo falta que a los directores de los programas de esos hospitales se les ocurra las estúpida idea de contratarme. Aunque, a decir verdad, esto no ha acabado todavía. El sábado viajo a Cincinnati, que -alledgedly- alberga uno de los hospitales infantiles más importantes del país. Aparentemente, ese hospital es para un joven médico lo que la Meca para un musulmán, y que conste que la metáfora me ha salido casi a la primera. El único problema, y no me maljuzguen (si es que such-a-thing existe), es que se encuentra en Cincinnati. Pero bueno, nunca se sabe, igual no está tan mal el sitio, y lo cierto es que por trabajar en el hospital infantil de Cincinnati estaría dispuesto a vivir donde fuera. En cualquier caso, después de mi visita al Midwest acudiré a mi última entrevista en la ciudad de las playas, los wild parties, los tangas y los descapotables... Yes baby: la infamous, chic y all-latino Miami. Ya les contaré...
En fin, hasta entonces seguiré por esta maravillosa ciudad de Nuevayol algunos días más, tratando de decidir si mañana voy a ver un estreno en Broadway, un stand-up comedy en Brooklyn, un concierto en el Village o un tiroteo en el Bronx. ¿Alguna sugerencia?
jueves, 10 de enero de 2008
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2 comentarios:
ei Nelson! qué alegria tener noticias tuyas, y más en forma de blog!nunca dejarás de sorprenderme!leí tu e-mail de casualidad, porque cambié de dirección hace tiempo. (alcaraz_frasquet@hotmail.com, es el nuevo)
joder nen, no paras ni un minuto, a ti que no te lo cuenten eh!pues sigue contandonos cosas a los que nos hemos quedado to the other side of the charco porque es un placer leerte.
te mando un besazo enorme desde Valencia.
Elijas lo que elijas, será bueno, bonito e interesante,seguro
suerte chiquitín!
chacho! actualisa er bloh, pibe
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